Conoce todo lo que hacen los conductores de Frubana para asegurarse que los restaurantes y hogares tengan frutas y verduras frescas todos los días.
A las 3:30 am suena la alarma del celular de Jorge. El sonido del teléfono a veces despierta a su esposa y a alguno de sus tres hijos con los que vive en su casa en la localidad de Suba, al noroccidente de Bogotá. La cita es a las 5 am en la bodega de Frubana, cerca a la Plaza de Mercado de Paloquemao en Puenta Aranda, por lo que él debe salir con suficiente anticipación para recorrer los 20 km que los separan. No desayuna para no perder tiempo. Se asegura de tener su chaleco, llaves, celular, tapabocas y cofia. Se sube en su camión y sale de su casa para cumplir con el servicio de transporte de Frubana.

Llegando a la bodega Frubana
Al llegar a la bodega de Frubana ya se encuentran otros conductores como él tomando tinto para disimular el frío de la madrugada. Diariamente, alrededor de 200 camiones se reúnen en este punto de lunes a sábado para prestar el servicio de transporte de frutas y verduras frescas a los restaurantes y hogares. Hacia las 6:30 am comienza el proceso de auditoría de las canastillas, en las que cada conductor debe revisar, uno por uno, la cantidad y calidad de los productos que está llevando antes de salir. “Tuve que aprender la diferencia entre perejil y cilantro para estar seguro de lo llevaba en mi primer pedido”, dice Jorge.

Empezando la ruta
Ahora sí, siendo las 7:30 am, Jorge puede comenzar su ruta. “Hoy está buena la ruta. 20 paradas. Nos fuimos a conocer Bogotá”. En la cabina delantera vamos un poco apretados, dado que nos acompaña también Iván, su hermano menor, quien le ayuda de vez en cuando a cargar las canastillas. “Hoy llevamos 120 canastillas. Imagínese usted estar subiendo y bajando del camión con ese peso. Por eso le pago a mi hermano para que me ayude a cargar”. Llegamos a la primera parada a las 8:10 am. El restaurante está cerrado…

“Acá dice (en la remisión) que debemos entregar a las 8 am, pero a veces los clientes no están y debemos esperar hasta media hora para que lleguen. Voy a llamarla, ojalá no se ponga brava…” Afortunadamente, no tuvimos que esperar más de 15 minutos. El cliente abrió la puerta e Iván le entregó las primeras 5 canastillas, verificó uno por uno los productos y recibió el efectivo. “Listo, ahora solo nos quedan 19 paradas”, dijo Iván con el entusiasmo de quien sabe que la jornada que queda es larga.
Durante la ruta
En promedio, un conductor puede llegar a realizar 3 entregas en 1 hora, por lo que Jorge estimó que estaríamos terminando hacia las 3 pm. Llegamos a la parada 7 a las 10:10 am y, de nuevo, el restaurante estaba cerrado. Jorge se comunicó con Servicio al Cliente de Frubana para notificar la novedad y, mientras esperaba respuesta, buscó la remisión y marcó el número del cliente.
“A los clientes no les gusta que los llamemos, pero no tengo otra opción. Si no los llamo voy a llegar tarde a los demás y si viera usted cómo se ponen de bravos. Yo intento ser lo más respetuoso posible.”
El cliente contestó, pidió excusas y dijo estar en el lugar en 5 minutos. Luego de 15 minutos, Jorge volvió a llamar. El cliente estaba en el cajero retirando el dinero en efectivo para pagar y dijo que en 5 minutos llegaría al lugar.
“El día que más tuve que esperar a un cliente fueron 50 minutos. Pero no pasa siempre. La mayoría ya tiene el efectivo listo y eso nos ayuda mucho”.
El restaurante cerrado de la parada 1 y el cliente sin efectivo de la parada 7 nos hicieron retrasar 50 minutos en total. Afortunadamente, llegamos a la parada 20 sin más contratiempos. Durante el recorrido, no paramos para almorzar. “En este negocio se almuerza cuando se termina.” A las 3:15 pm, Jorge sacó su almuerzo y lo compartió con su hermano. Comimos en la cabina del camión en 15 minutos para llegar al banco antes del cierre. Allí los conductores deben consignar el dinero recogido del día. Consignamos. Ahora sí, vamos de regreso a la bodega.
De regreso a la bodega Frubana
Al regresar a la bodega, Jorge entregó las 120 canastillas y, con la sonrisa del deber cumplido, se despidió de mí para regresar a su casa en Suba. “A esta hora (4:15 pm) me demoro el doble de tiempo para llegar a mi casa. Usted no se imagina el trancón”. Los demás conductores seguirán llegando a la bodega a regresar sus canastillas. Tienen hasta antes de las 7 pm del mismo día para terminar su viaje y realizar la consignación.

De regreso a mi casa le pregunto a Jorge por Whatsapp si al día siguiente la jornada será la misma. “¡Claro! Yo trabajo en esto de lunes a sábado. Ahora solo debo esperar que me confirmen (el operador de transporte) si tengo viaje para mañana”. En Frubana las rutas se calculan una vez el último cliente ha hecho su pedido, por lo que los conductores deben esperar hasta tarde en la noche para saber si tendrán ruta o no. Ese día me duermo más temprano de lo normal, extenuado por la jornada. Al día siguiente, prendo mi celular y reviso Whatsapp. Tengo un mensaje de Jorge de las 3:25 am. “Gracias a Dios, me asignaron un viaje hoy”.

Gracias al equipo de conductores por llevar nuestros productos a cada restaurantes y hogar, entra también a En Frubana siempre estamos de tu lado para conocer sobre nuestra imparable fuerza de ventas.
3.55pm el conductor sin desayunar ni almorzar, 3 en cabina sin distanciamiento termina romantizando la esclavitud. Triste todo lo que hace una persona para poder sobrevivir.